domingo, 14 de agosto de 2011

ANNIE HALL


Ya estamos de vuelta de las vacaciones, en Granada comienzo una nueva vida que me mantendrá más alejada de estos lugares cibernéticos, pero intentaré escribir de vez en cuando y pasarme por vuestras casas.

Película mítica del cineasta neoyorkino, Woody Allen, y por extensión del cine americano. Galardonada con lo que yo llamo el pócker de ases, es decir, oscar a la mejor película, mejor director, mejor guión, y mejor actriz.
Y es que esta obra cinematográfica, como comedia es un joya. Woody Allen, demóstró con sus primeras comedias una maestría indudable, pero cuando llegó Annie Hall, todo quedaba pequeño frente a ella, y no eran comedias desdeñables. Me refiero a Toma el dinero y corre, El dormilón y Bananas. 
Cuando uno ve Annie Hall, sabe que ya ha entrado en otro mundo, ha dado un paso al frente.
¿Porqué tan derrepente, subimos un escalafón?, pues, además del inherente talento de Allen para la comedia, en esta cinta podemos ver datos autobiográficos del propio director, en cierta manera y escrito en comedia, Annie Hall viene siendo una autoparodia.
Keaton y Allen ya llevaban unas cuantas películas juntos, de hecho eran pareja, también en la vida real. Creo que este es uno de los datos más importantes, sino el que más para hacerse una composición de los personajes. Es decir, ni Allen ni Keaton tuvieron que actuar excesivamente.


Quizás fuese la única en aguantar y comprender a partes iguales a Woody Allen en aquel momento. Woody Allen la empleó en muchisimas películas de su factura, era perfecta para darle el contrapunto. Esa caracteríastica se emplea en Annie Hall hasta la extenuación, rompiendo los esquemas al personaje de Allen (Alvy Singer) a cada momento.
Diane Keaton, al ganar el oscar por Annie Hall, digamos que su cache aumentó de la noche a la mañana un cien por cien. Es cierto que ya había participado en las primeras entregas del padrino, pero era un papel bastante secundario, es un mundo de hombres. En esta ocasión ha tenido la oportunidad de lucirse, de demostrar tambíén que Allen era un director de primera línea. 
Allen siguió contando con ella, pero no tan asiduamente, con lo que tenía que cambiar de musa, últimamente se había fijado en Scarlett Johanson, como la mujer de sus películas. Como podréis apreciar, de Scarlett, siempre quiso sacar ese halo intelectual, como si fuese el patrón de mujer que necesita, como si quisiese siempre volver a Annie Hall.


En realidad esta película es una pseudo-biografía estilo Allen. De hecho se remonta a su infancia con una ligereza descomunal, metiéndose como adulto en las escenas de sus recuerdos, como psicoanalizándose a sí mismo. Los actores miran a cámara como si le hablasen a él mismo. Toda la cinta está llena de regresiones, disgresiones, estructura rasgada, hasta se parodia a la Disney con una secuencia de animación.
La cinta en sí, es la radiografía de una pareja compuesta de un cómico neurótico de Nueva York y su pareja sentimental, una niña bien con buena educación, que vive de forma cosmopolita. Una mujer moderna, que está tan neurótica como él.
Debo reconocer que para mí fue un impacto ver a Diane Keaton en esta película, porque su look, era como un puñetazo contra lo establecido. Una mujer liberada que puede inmiscuirse en el mundo de los hombres y hablarles de tú a tú, que puede vestir como ellos e incluso intimidarlos. Ella ha conseguido un halo, andrógeno, sensual y con estilo.



Cuando hablabamos de esta cinta en el cineclub, muchos amigos y yo discutíamos sobre la originalidad de Allen, me explico, indudablemente, esta película sí que es innovadora, cien por cien. Pero lo que nos preguntábamos era que si con esta película, Allen sentaba las bases de todo su cine, para luego hacer pequeñas innovaciones. La verdad es que a tenor del tiempo la idea que teníamos se va concretando más.
A lo largo del tiempo, Allen fue repitiendo o homenajeando a esta película en el resto de su filmografía, lo que me da a entender que el mismo Allen, incluso en contra de sus declaraciones, consideraba a Annie Hall, la joya de la corona. Sabe, que con esta película no hay errores, casi en su plenitud es perfecta. Allen aquí es Allen en estado puro, lo sabemos ahora con los años. En esta última película "Medianoche en París" Allen vuelve a ser Allen sin ninguna duda. En los último años, sobre todo por este periplo europeo, sus cintas a excepción de Match point, la verdad es que dejaban mucho que desear. A Woody se le reconoce, cuando todo es mágico y subrrealista, donde todo está patas arriba, donde sus personajes están perdidos. Esta última película me recuerda mucho a Annie Hall, en las disgreciones. En una se vuelve a los recuerdos, y en otra se exploran los deseos, y además de una forma alucinante, mágica yo diría.




Cuando veo las comedias disparatadas de hoy en día y veo que acusan a Allen de subrrealista, de que no se le entiende, que no tienen ni pies ni cabeza. Miro Annie Hall y no quiero ver más comedias.
Es cierto, que muchas veces, para seguir el humor de Allen, no hace falta ser un gafapasta, pero si tener un poquito de cultura general. No lo digo porque en el caso contrario no se entienda, que es mentira. A Allen lo entiende todo el mundo, el caso es que se disfruta más. Esto lo digo para romper barreras estúpidas y tópicos para acercárse a la filmografía del director de New York. 
En este sentido, una de las escenas que más me gustan es la del cine, donde hacen cola y Alvy Singuer no puede aguantar al paisano de detrás, porque le resulta insoportable la manera pedante que tiene al hablar del cine y de la película. Este discute con el de atrás que habla a cámara y Singer, se acerca a una imagen de cartón, promorcional, de estas que miden 2 metros, y de detrás saca al director de la película para explicarle al paisano que está equivocado. Genial, genial, genial.
Seguramente en esa escena, Allen se parodiaba a sí mismo y a su imagen, es decir, Allen sabía que los que viesen sus películas podrían adoptar este comportamiento, de esta manera evitaba cualquier identificación con el personaje.


Otro de los asuntos que puede albergar la escena del cine, es el hecho de la devoción de Woody Allen por Igmar Bergman. De hecho, la película que van a ver es Cara a cara del propio Bergman. Desde su etapa estudiantil cuando comenzó a visionar el cine del cieneasta sueco, ya se haría incondicional. Era tan incondicional que de hecho comentó que para él, el mayor honor, cuando estaba grabando Manhattan, es que un día cenó con Igmar Bergman.
Como una de las curiosidades más destacadas, esta película en su concepción inicial duraría más de dos horas, porque Woody quería abordar unos fracasos amorosos anteriores, pero el productor quiso cortar para no hacerlo tan largo y acortó las escenas de las novias anteriores, apostó por Annie Hall. De esa forma bautizó a la película, que de lo contrario llevaría el nombre de "Anhedonia", que es como se dice en griego ausencia de placer. Además, la trama incorporaba una investigación de unos raros casos de asesinatos, que al final se optó por descartar y quedó como argumento de otra película, "Misterioso asesinato en Manhattan" otra buena comedia del director, y la primera que vi de su filmografía, desde ella ya me enganchó.
Para todos aquellos curiosos de las anécdotas, la actríz Sigourney Weaver debuta con esta película en una aparición minúscula y fugaz de medio minuto aproximadamente.