martes, 2 de noviembre de 2010

EL PACIENTE INGLÉS



Adaptada de la novela de Michael Ondaatje, la película guarda el aroma y aura de mito romántico imperecedero. En muchas ocasiones he reflexionado sobre el porqué esta película no ha tenido el reconocimiento que se merece, pese a haber conseguido nueve Oscars. Se dice pronto, verdad. Pero que quede claro y perdonar la expresión, esto es jodidísimo de conseguir.
Otras películas que han conseguido menos en la década de los noventa, que es cuando data esta producción, han tenído más repercusión entre el gran público, tales como “Bailando con lobos” (7 oscars), “La lista de Schindler” (7 oscars), “El silencio de los corderos” (5 oscars), “Forrest Gump” (6 oscars), “Braveheart” (5 oscars), “Shakespeare in Love” (7 oscars). La única película que superó a “El paciente inglés”, fue “Titanic”, que en 1997 ganó la friolera de 11 Oscars. Pero a todo esto hay que aducir, que bueno, ese año los miembros de la academia estaban un poco en las nubes y se premió más por el resultado efectista que por el talento o la calidad cinéfila propia del film. Además, hay que añadir que “El paciente inglés” se producia con un presupuesto modesto, capital de Saul Zaentz y Miramax, invirtieron 27 millones de dólares. Mientras que “Titanic”, el film de James Cameron, hasta la nueva Avatar, del mismo director, pasó por ser la película más cara de la historia. Costó alrrededor de unos 325 millones de dólares.



El libro había arrasado en ventas, y Anthony Minguella quiso adaptarlo cuanto antes. La cuestión radicaba en que la empresa no parecía tan fácil, pues el libro tiene una estructura única y original, basada en pensamientos, sensaciones que se van desgranando mediante los recuerdos de muchos personajes, y la interpretación de otros. El libro es una mezcla que a veces es dificil desenlazar. Algunos de los actores, que habían leido la novela con anterioridad, estabán como locos con la idea de poder participar, pero también eran conscientes de la dificultad de la adaptación.
Pese a cambiar muchas cosas en relación a la novela guarda una gran similitud, pues se estructura con ese bucle de flashbacks y flashforwards continuos en un guión ecléptico y misterioso como la propia novela.



La película relata varias historias cruzadas, vidas que tropiezan unas con otras, se golpean unas a otras. Aunque hay sitio para el amor tambien habla de las heridas del corazón, a veces más profundas que las de la guerra. Estas heridas no permiten caminar a los personajes hacia la felicidad. De esto se desprende lo que he dicho del míto romántico, unas pasiones irrefenables, que por el azar o la fatalidad se ven condenadas.
La trama imposible, se va nutriendo de sensaciones y sentimientos desde los primeros fotogramas, cuando se ven los trazos de pincel, que se dibujan en el papel, en principio no tienen mucho más sentido que un hecho aislado, pero la continua gotera de información va a cargar esos dibujos con un significado romántico que en los tempranos fotogramas carecía. Esta película tiene la virtud de mostrase poco a poco, como saliendo de una nube vaporosa, como figuras y personajes salidos de otros tiempos, otros lugares... y es que el desierto es un marco romántico que se presta, por su inmensidad y misticismo.
La ambientación de la novela es impecable y resultó un trabajo arduo y difícil, adaptar esa atmósfera al cine, aunque creo que se logró bastante bien. Cuando escribes un libro y dices:
“Era un ambiente cargado, la condensación del calor, el humo y el olor de las flores en los puestos de los comerciantes...” Todo esto conforma una atmósfera que pone a trabajar la mente, lo demás lo creas tú, pero en el cine, esto no funciona así, todo lo que la gente puede imaginar son las intenciones de los personajes, historias pasadas o futuros inciertos, pero no puede imaginar una atmósfera, se la tienes que proporcionar tú. La cámara es idiota, capta solo lo que hay delante. Por eso, para mí, que una película sea capaz de lograr esta atmósfera tan potente, son dos puntos a favor. Muchos dicen que se hace lenta, pero es aquí, donde disfrutando de la atmósfera saboreas la película a sorbos.



La historia está ambientada en dos lugares distintos, en la África de Erwin Rommel, sobre el año 4o o 41. Donde se relata la historia tórrida de amor de un conde Húngaro (Almásy) y una dama de la alta sociedad británica, casada.
Se reunió a un buen reparto, teniendo en cuenta el presupuesto, pues sería inviable si no se tiene en cuenta que los actores eran consciente del proyecto que tenían en sus manos.
Actores consagrados como Ralph Fiennes, ganador tres años antes del Oscar por “La lista de Schindler”, lo volvió a ganar por El paciente inglés. Sus actuaciones siempre son exactas y contenidas, da igual que el personaje sea atormentado o un tanto misterioso y taciturno como este conde Almásy. Para mí, quizás junto a Daniel Day-Lewis, los mejores actores de estos últimos tiempos. Kristin Scott Thomas, que borda el papel de mujer de alta sociedad, cansada de la situación conyugal y que busca abrigo en nuevas aventuras y tórridas pasiones. Juliette Binoche, la dulce, adorable y divertida enfermera. Hace muy buen trabajo, muy contenida, incluso en las escenas fuertes, que corrían el peligro de descarrilar. Willem Dafoe, perfecto como el extraño Caravaggio, un ser que esconde sus sentimientos tan bien como salda sus cuentas, aunque al fin y al cabo puede parecer que salva al conde, al contrario, pues con vida, Almásy sufrirá toruturado por el recuerdo de un amor, de una vida que ni si quiera ahora alcanza a sentir. Colin Firth, esposo de la dama de sociedad, que tiene como tapadera hacer fotos para la sociedad geográfica, pero en realidad trabaja para el gobierno británico, fotografiando dichos terrenos con fines militares. La natureleza de su trabajo relega a su mujer en un segundo plano. Naveen Andrews, el encargado de desactivar las bombas, quizás era el menos conocido de todos, pero hoy en día todo el mundo lo conoce por ser el Said de Perdidos. Todos estos nombres hoy conformarían un plantel, poco común, a menos que fuese una superproducción.



En cuanto a las referencias de la película, puede verse reflejada en “Memorias de África” (1985), pero “El paciente Inglés” va más allá, puede decirse que las dos películas parten de ancestros comunes. Pero Memorias de África, aborda el tema de la relación, desde el punto de vista de la libertad, acorde con la época colonial, donde nadie es dueño de nadie. Y en El paciente inglés, habla de como el amor, la pasión y los afectos, nos van esclavizando, van conformando nuestras vidas, a veces sin percibirlo y cuando somos capaces de ser valientes, dar un paso al frente, perdemos la oportunidad. Trata de realzar el momento, aprobechemos lo que somos y lo que tenemos, porque África, el amor de nuestra vida se nos puede escapar de entre los dedos, o no llegar a experimentarlo, como el caso de Binoche y Andrews que en la guerra conoces gente que de otra forma no habrías conocido en la vida. La guerra presta unas circustancias únicas para las relaciones, puesto que los sentimientos son más fuertes, nos unimos más a las personas, pero cuando todo acaba, queda la incertidumbre de saber si se volverán a encontrar.
También hay reminiscencias con el mejor David Lean, sobre esos pasajes históricos, y a “Lawrence de Arabia”, a la que debe mucho esta película. Pues Lean nos enseñó a soñar con el desierto. La principal carcterística de Lean era trazar la vertiente histórica, pero “El paciente inglés”, se puede resumir en una tragedia romántica.


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