domingo, 14 de noviembre de 2010

LA NARANJA MECÁNICA



¿Qué decir de una obra maestra? ¿Qué de una genialidad jamás realizada sin parangón alguno?¿Qué poder decir de un genio como Kubrick? Absolutamente nada.¿Desagradable? Por supuesto, totalmente, pero eso ya se sabía ¿verdad? La Naranja mecánica, es una de esas películas imprescindibles en cualquier videoteca, en su época fue innovadora y aún hoy lo sigue siendo. Recibió un aluvión de críticas desde muchos sectores, pero aún así lo innegable es que es perfecta. Tanto a nivel técnico, como artístico.
La naranja mecánica es una película en la que la violencia es comparada con una danza, una danza macabra de sangre y odio. Kubrick hace de vidente y ve el futuro, lo escudriña tras sus gafas y predice un film, desgraciadamente, más que real.Una forma de rodar y montar una película de una forma muy novedosa, con grandes guiños a Eisenstein, y con una maestría insultante.
Esta cinta, es sin duda, una de las más odiadas y perseguidas por la censura en toda la historia del cine. Es prohibída en Inglaterra por un periodo de treinta años, con eso os digo todo. Solamente se ha podido ver después de 1999, tras la muerte de Stanley Kubrick.
La película es adaptada de una novela de Anthony Burgess, autor británico que hizo en su tiempo una obra atemporal, con un lenguaje propio, el “Nadsat”. Este tipo de jerga inventada para dotar a la historia de un aire futurista. Se supone que era una mezcla de inglés vulgar mezclado con términos rusos. Se desprende de esto que en un principio, la intención del autor era un futuro común entre Estados Unidos y Rusia, el final de la guerra fría y el comienzo de una era que traería sus nuevas problemáticas, en este caso, problemática social, unas nuevas generaciones alienadas del mundo y consagradas a satisfacer sus instintos, aunque fuesen de la más baja calaña.



Para ahondar más en esa problemática social, casi existencial que asola de manera personal al protagonista, habrá que argumentar que el título, tal como reza, es una trampa, una mentira encubierta. El título original de la película es "The Clockwork Orange". "orange", en inglés significa "naranja", pero en verdad proviene de otra palabra: "ourang", una palabra de Malasia donde Anthony Burgess vivió durante varios años. Esta palabra tiene otro significado y es el de "persona". De esta manera, el escritor hizo un juego de palabras, y realmente, lo que el título significa es "El hombre mecánico". Álex, después de aplicarle el tratamiento Ludovico, ya nunca podrá disponer de su libre albedrio, al menos no hasta los últimos fotogramas, y digo libre albedrio cuando me refiero a que antes hacía lo que le venía en gana, no respetaba las normas y convecionalismos sociales a los que los demás estamos sujetos y condicionados. Comenzó su camino hacia su lado mecánico.
En el último capítulo del libro, Alex, consigue dejar la Ultraviolencia por aburrimiento, pero esto era un borrón en opinión de Kubrick que lo cambió sin contar con el escritor, como hiciera con “Lolita” y “2001” Vladimir Nabokob y Arthur C. Clarke respectivamente. Esto lleva a Burgess a rechazar por completo la adaptación.



La primera parte de la película narra las peripecias de Alex y sus drugos, ese bar, con dispensadores de leche enrriquecida que mana de los senos de las mujeres, como símbolo de amantamiento, como símbolo de periodo sin problemas bajo los amorosas brazos de nuestras madres, donde se sacian nuestos deseos. Esas sesiones de ultrraviolencia, la violación de mujeres, luchas entre clanes, conducción temeraria, son pasos que se van dando hacia la escena, más fuerte y en mi opinión una de las mejores de la cinta. Me refiero a la violación  y asesinato de la mujer des escritor mientras el tiene que presenciar impertérrito todo el grotesco cuadro. Kubrick, nos tenía preparado una escena memorable por su sofisticación y por su perversa y retorcida forma de retratar la crudeza, la amoralidad, la falta de cualquier tipo de humanidad incluso antes de que Alex se convertiese en un hombre mecánico, por otra parte una opción muy acertada, pues no hay cambio en él a lo largo de la pelícuala, el único cambio es aparente y es fruto de nuestros prejuicios. Por otra parte, Malcom nos dejaría atonitos en su interpretación, pues se atreve a improvisar delante de Kubrick, ni más ni menos que de Kubrick, olé sus bemoles. Para los que conocemos un poco las obsesiones y manías del director sabemos que no le gustan nada este tipo descontroles. Es una persona que lo tiene medido todo hasta el último milímetro y si hacía falta insultaba y humillaba a los actores para sacar lo que quería o necesitaba de ellos. Cuando se comenzó a grabar la escena de la paliza en la violación, a Malcom le apeteció cantar “Singing in the rain”, el efecto fue brutal, hasta tal punto que ni Kubrick objetó nada y nosotros ya no concebimos esa escena sin el famoso tarareado. Años después del estreno de la película, McDowell dijo: "Durante el rodaje de La Naranja Mecánica amé y odié a Kubrick al mismo tiempo. Pero creo que la calidad humana de Kubrick no está a la altura de su talento. Se comportaba con los actores como el más terrible de los tiranos"



La segunda parte de la cinta, es precisamente la de la detención y excarcelación del protagonista sometiendolo a una conducta deterinada inducida por estímulos, tal y como puede ser el ejemplo de Paulov. También esta parte tiene su intríngulis, porque crea ciertas paradojas, como por ejemplo, un sistema de reinserción social que lucha contra la violencia a base se violencia o imágenes violentas. La gran complejidad del caso a tratar nos ciega, pero Alex es un individuo de una gran inteligencia que no siente remordimientos por lo que hace  En este, como en la mayoría de los casos, lo más adecuado sería la prevención.  Lo que desde luego no es acertado es llevar al individuo justo al extremo contrario de donde viene.
Tambien pone de relieve el tema central de la película, el caso en que nos podemos ver privados de nuestra humanidad, si nos privan de nuestra libertad, o nos vetan la capacidad de elegir libremente.
La intemporalidad de la película  es uno de los rasgos que más destacan en el filme.  Su tema central (la pérdida de libertades a cambio de una mayor seguridad y una reducción de la delincuencia) es plenamente actual. Preguntádselo a cualquier ciudadano de NorteAmérica.



La naranja mecánica presenta algunas innovaciones en el aspecto técnico como el empleo de lentes más rápidos, cámaras ligeras de mano, y unos micrófonos que permitieron no tener que volver a grabar diálogo en estudio. nuevos equipos de iluminación que le permitió a Kubrick girar la cámara en cualquier dirección sin preocuparse por que saliesen en escenas objetos de iluminación indeseados.
La parte final de la película es la más paradógica, y una auténtica obra de orfebrería, pues dice y se desdice continuamente, cambiando buenos por malos y viceversa. ¿Quién es más  cruel?, ¿El estado o Alex?, ¿Alex o el escritor? El estado en su afán de hacer políticas sociales reinsertando a la masa carcelaria mediante un nuevo método que revolucionará el estudio de la conducta humana, causa unas secuelas en uno de sus conejitos de índias. Alex, por su parte, después de salir de prisión lobotomizado, alienado de si mísmo, se topa de bruces con las consecuencias de su vida anterior. Recoge de los vientos de otoros tiempos, tempestades. Acaba postrado en una cama donde lo colman de atenciones. En otro tiempo, el deplorable Alex no se podía imaginar que el estado, sea desprestigiado de tal forma, que parezca incluso más despreciable que él. Claro está que la concepción de la historia que hace Kubrick, salpicada por el cristianismo, no iba a dejar que el malo se saliese con la suya. Tampoco avogaría por una salida honorable para el estado. Hasta aquí se cumple el guión, pero derrepente en los últimos momentos de la película nos lo vuelve a romper y retorcer para configuran un nuevo escenario, pues la mirada de Alex, después de que lo curasen del tratamiento Ludovico, es la de quién libre de presiones y condicionamientos vuelve a ser lo que en esencia es. Las cosas nunca son como parecen, y no es verdad que el personaje de Malcom es solo un mecanizado sadista sin elección, sino que prefiere el sadismo y sabe que puede obtenerlo a pesar de todo.
La verdadera obsesión del director en todo esto era la de compadecer y memitizarnos con el protagonista. Consigue deshumanizar a Alex, con lo que humaniza a la sociedad que le ataca. Es una fina ironía, ya que en teoría nos parece más loable humanizarnos, aunque la inteligencia de Kubrick fue un paso más allá, pues al dotar de humanidad a la sociedad, la dota de crueldad, cosa que no pasa con Alex que lleva el signo de la inpersonalidad grabado en la frente, como si no tueviese otra responsabilidad, como si no se le pudiesen repudiar acciones o pedir cuentas. De una manera casi imperceptible pasa de ser un verdugo a una víctima sin que lo advirtamos, y sopesemos los porqués.



¿Por qué no iba a ser violento Alex?, desde luego la sociedad actua de forma cruel, no es ninguna panacea de justicia y ecuanimidad. ¿Cuál es la justificación que esgrimiremos para pedir una sociedad civilizada si luego somos los primeros que nos conducimos como verdaderos hipocritas? Quizás, Kubrick no haga una llamada con un movimiento incipiente en aquella época, si no a la contestación o como vamos acoger todos los cambios en el contexto de una sociedad verdaderamente civilizada.
Si lo analizamos a fondo, más bien semeja una comedia, la comedia humana. El sempiterno problema de colocar el bien y el mal en una balanza. El problema de encontrar una justicia ponderada y universal, y todo ello sin perder el rasgo característico que nos diferencia de las bestias, el “Logos”
En este sentido, Kubrick fue un adelantado a su tiempo, pues en esta época en la que nos hallamos, estamos ante unos brotes esporádicos de una camada de jóvenes que se declaran nihilistas, que después de tanta diversificación ya no saben a qué dedicarse.
Indudablemente soy un confeso fanático de Kubrick, aún así este escrito no pretende parecer una mera adulación sin argumentos, pero puedo decir que "La naranja mecánica" revela algunos misterios que atormentan la existencia de la sociedad actual con múltiples metáforas y secuencias audaces y viscerales.

 Simplemente, Kubrick.


martes, 2 de noviembre de 2010

EL PACIENTE INGLÉS



Adaptada de la novela de Michael Ondaatje, la película guarda el aroma y aura de mito romántico imperecedero. En muchas ocasiones he reflexionado sobre el porqué esta película no ha tenido el reconocimiento que se merece, pese a haber conseguido nueve Oscars. Se dice pronto, verdad. Pero que quede claro y perdonar la expresión, esto es jodidísimo de conseguir.
Otras películas que han conseguido menos en la década de los noventa, que es cuando data esta producción, han tenído más repercusión entre el gran público, tales como “Bailando con lobos” (7 oscars), “La lista de Schindler” (7 oscars), “El silencio de los corderos” (5 oscars), “Forrest Gump” (6 oscars), “Braveheart” (5 oscars), “Shakespeare in Love” (7 oscars). La única película que superó a “El paciente inglés”, fue “Titanic”, que en 1997 ganó la friolera de 11 Oscars. Pero a todo esto hay que aducir, que bueno, ese año los miembros de la academia estaban un poco en las nubes y se premió más por el resultado efectista que por el talento o la calidad cinéfila propia del film. Además, hay que añadir que “El paciente inglés” se producia con un presupuesto modesto, capital de Saul Zaentz y Miramax, invirtieron 27 millones de dólares. Mientras que “Titanic”, el film de James Cameron, hasta la nueva Avatar, del mismo director, pasó por ser la película más cara de la historia. Costó alrrededor de unos 325 millones de dólares.



El libro había arrasado en ventas, y Anthony Minguella quiso adaptarlo cuanto antes. La cuestión radicaba en que la empresa no parecía tan fácil, pues el libro tiene una estructura única y original, basada en pensamientos, sensaciones que se van desgranando mediante los recuerdos de muchos personajes, y la interpretación de otros. El libro es una mezcla que a veces es dificil desenlazar. Algunos de los actores, que habían leido la novela con anterioridad, estabán como locos con la idea de poder participar, pero también eran conscientes de la dificultad de la adaptación.
Pese a cambiar muchas cosas en relación a la novela guarda una gran similitud, pues se estructura con ese bucle de flashbacks y flashforwards continuos en un guión ecléptico y misterioso como la propia novela.



La película relata varias historias cruzadas, vidas que tropiezan unas con otras, se golpean unas a otras. Aunque hay sitio para el amor tambien habla de las heridas del corazón, a veces más profundas que las de la guerra. Estas heridas no permiten caminar a los personajes hacia la felicidad. De esto se desprende lo que he dicho del míto romántico, unas pasiones irrefenables, que por el azar o la fatalidad se ven condenadas.
La trama imposible, se va nutriendo de sensaciones y sentimientos desde los primeros fotogramas, cuando se ven los trazos de pincel, que se dibujan en el papel, en principio no tienen mucho más sentido que un hecho aislado, pero la continua gotera de información va a cargar esos dibujos con un significado romántico que en los tempranos fotogramas carecía. Esta película tiene la virtud de mostrase poco a poco, como saliendo de una nube vaporosa, como figuras y personajes salidos de otros tiempos, otros lugares... y es que el desierto es un marco romántico que se presta, por su inmensidad y misticismo.
La ambientación de la novela es impecable y resultó un trabajo arduo y difícil, adaptar esa atmósfera al cine, aunque creo que se logró bastante bien. Cuando escribes un libro y dices:
“Era un ambiente cargado, la condensación del calor, el humo y el olor de las flores en los puestos de los comerciantes...” Todo esto conforma una atmósfera que pone a trabajar la mente, lo demás lo creas tú, pero en el cine, esto no funciona así, todo lo que la gente puede imaginar son las intenciones de los personajes, historias pasadas o futuros inciertos, pero no puede imaginar una atmósfera, se la tienes que proporcionar tú. La cámara es idiota, capta solo lo que hay delante. Por eso, para mí, que una película sea capaz de lograr esta atmósfera tan potente, son dos puntos a favor. Muchos dicen que se hace lenta, pero es aquí, donde disfrutando de la atmósfera saboreas la película a sorbos.



La historia está ambientada en dos lugares distintos, en la África de Erwin Rommel, sobre el año 4o o 41. Donde se relata la historia tórrida de amor de un conde Húngaro (Almásy) y una dama de la alta sociedad británica, casada.
Se reunió a un buen reparto, teniendo en cuenta el presupuesto, pues sería inviable si no se tiene en cuenta que los actores eran consciente del proyecto que tenían en sus manos.
Actores consagrados como Ralph Fiennes, ganador tres años antes del Oscar por “La lista de Schindler”, lo volvió a ganar por El paciente inglés. Sus actuaciones siempre son exactas y contenidas, da igual que el personaje sea atormentado o un tanto misterioso y taciturno como este conde Almásy. Para mí, quizás junto a Daniel Day-Lewis, los mejores actores de estos últimos tiempos. Kristin Scott Thomas, que borda el papel de mujer de alta sociedad, cansada de la situación conyugal y que busca abrigo en nuevas aventuras y tórridas pasiones. Juliette Binoche, la dulce, adorable y divertida enfermera. Hace muy buen trabajo, muy contenida, incluso en las escenas fuertes, que corrían el peligro de descarrilar. Willem Dafoe, perfecto como el extraño Caravaggio, un ser que esconde sus sentimientos tan bien como salda sus cuentas, aunque al fin y al cabo puede parecer que salva al conde, al contrario, pues con vida, Almásy sufrirá toruturado por el recuerdo de un amor, de una vida que ni si quiera ahora alcanza a sentir. Colin Firth, esposo de la dama de sociedad, que tiene como tapadera hacer fotos para la sociedad geográfica, pero en realidad trabaja para el gobierno británico, fotografiando dichos terrenos con fines militares. La natureleza de su trabajo relega a su mujer en un segundo plano. Naveen Andrews, el encargado de desactivar las bombas, quizás era el menos conocido de todos, pero hoy en día todo el mundo lo conoce por ser el Said de Perdidos. Todos estos nombres hoy conformarían un plantel, poco común, a menos que fuese una superproducción.



En cuanto a las referencias de la película, puede verse reflejada en “Memorias de África” (1985), pero “El paciente Inglés” va más allá, puede decirse que las dos películas parten de ancestros comunes. Pero Memorias de África, aborda el tema de la relación, desde el punto de vista de la libertad, acorde con la época colonial, donde nadie es dueño de nadie. Y en El paciente inglés, habla de como el amor, la pasión y los afectos, nos van esclavizando, van conformando nuestras vidas, a veces sin percibirlo y cuando somos capaces de ser valientes, dar un paso al frente, perdemos la oportunidad. Trata de realzar el momento, aprobechemos lo que somos y lo que tenemos, porque África, el amor de nuestra vida se nos puede escapar de entre los dedos, o no llegar a experimentarlo, como el caso de Binoche y Andrews que en la guerra conoces gente que de otra forma no habrías conocido en la vida. La guerra presta unas circustancias únicas para las relaciones, puesto que los sentimientos son más fuertes, nos unimos más a las personas, pero cuando todo acaba, queda la incertidumbre de saber si se volverán a encontrar.
También hay reminiscencias con el mejor David Lean, sobre esos pasajes históricos, y a “Lawrence de Arabia”, a la que debe mucho esta película. Pues Lean nos enseñó a soñar con el desierto. La principal carcterística de Lean era trazar la vertiente histórica, pero “El paciente inglés”, se puede resumir en una tragedia romántica.