jueves, 12 de agosto de 2010

EL AÑO QUE VIVIMOS PELIGROSAMENTE



Se trata de una cinta filmada por Peter Weir del año 1983, basada en la novela de Christopher Koch, que también hizo las veces de guionista. Consiguió dar un ritmo y estilo narrativo fuera de lo normal, a pesar de los numerosos fallos de verosimilitud, y digo fallos de verosimilitud, porque como acuñó mucha gente, pretendía ser un relato pasional envuelto de un aura mítica, fantástica con resonancias épicas e históricas. A mí me parece bien, que quieran dar relevancia a la relación amorosa de esta diplomática y el periodista, pero no viene mal reforzar eso con una guarnición decente, porque... sí hay espacio para la crítica social, la marginación, la política; aunque claro, sin la versatilidad debida, cae todo por su propio peso.
Es muy difícil apreciar esto si no habéis visto la película, pero cuando la veáis, si lo tenéis en cuanta, seguro que lo captáis.
De todas formas me parece algo extraño este tipo de fallos en Weir, porque es un cineasta que gusta de exponer culturas y contrastes, es el director  de “La nueva ola” primera película que se adaptó al cine, antes que “La ola”, la película alemana que trinfó tanto en los cursos de filosofía del año pasado. Director también de “Único testigo” donde da a conocer a los Amish, “La costa de los mosquitos” donde pone a Harrison Ford de reaccionario anti-sistema, odia todo lo que América le lega y se aisla con la familia en una jungla amazónica. Director de “El club de los poetas muertos” donde expone una legendaria lucha de clases y de valores en contraposición de genraciones distintas, aunque herederos todos del legado de las escuelas de élite.con estos datos, por no poner toda su filmografía, se hace difícil buscar una explicación convincente. Tampoco era principiante con lo cual no se le puede achacar ciertos fallos de juventud e inexperiencia detrás de las cámaras.

Quizás estuviese pensando en su inminente entrada en Hollywood, además esta película tiene tirón, porque en ella participan estrellas emergentes como Sigourney Weaver que había participado en películas importantes como Annie Hall de Woody Allen y también en películas taquilleras como Alien, el octavo pasajero de Ridley Scott. Mel Gibson también se hacía paso con las entregas de Mad Max y Gallipoli. Además era una película que prometía porque se sabía que tenía mercado en oriente.
Aun con todo ello pienso que esta película es de los aciertos más grandes en la vida de Peter Weir, porque te da tanto, que no puedes negar su parte positiva. La forma narrativa que utiliza en la voz en off del fotógrafo amigo de Gibson, además está organizado de tal forma que va desgranando la historia como en una gran novela y contada de una forma que coge tintes de gran historia. Es lo que tiene que el novelista ponga su grano de arena en el guión. La forma de narrar me recuerda a Scorsese en muchas de sus obras como “Taxi driver”, “Uno de los nuestros”, “La edad de la inocencia”.
Es un film que fascina por los sentidos, por eso digo que a veces tampoco nos damos cuenta de las resonancias políticas ni historicas, con la música, que a mi no me acaba de convencer, a cargo de Maurice Jarre. Me gusta como compositor, pero en otro tipo de películas, así como en Betty Blue me encantó y trata de una tórrida historia de pasión. Aquí, no sé como explicarlo, pero no funciona, me parece la banda sonora de “Carros de Fuego”, pues aún así la primera vez que la ví no me cantó tanto, fue en otras revisitaciones donde me he preguntado, y esto, ¿Qué hace aquí?.


Una de las sorpresas de las que podremos deleitarnos, es de Linda Hunt, y su recreación del personaje de Kwan, el fotógrafo que le brinda su amistad a Gibson. Un personaje de gran corazón e inversamente proporcional a su altura, aunque la característica más personal del personaje, es que es interpretado por una actriz, y de manera magistral, aunque mostró controversia en la academia, Linda Hunt, se llevó el Oscar de calle al mejor actor secuandario.
En general el reparto, está a la altura, hasta Gibson, que en aquella época se tomaba esto más en serio. Sigourney Weaver está perfecta, se desliga en esta película de hacer personajes de corte másculino y nos engatusa con sus armas de mujer.
Es una película muy recomendable que nos habla de lo que se puede esperar del corazón humano en un medio como pudo ser un levantamiento militar en Yakarta, Indonesia.

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