domingo, 27 de diciembre de 2009

LADRÓN DE BICICLETAS



Ladrón de bicicletas es quizás el film más caracteristico del neorrealismo italiano. No es por opinión, si nos atenemos a los trazos básicos del movimiento, es la personificación del mismo. El neorrealismo como escuela cinematográfica propiamente dicha, nace en el periodo post segunda guerra mundial. No fue una innovación técnica o temática, fue una renovación expresiva del lenguaje y las formas, era una expresión de liberación en muchas ocasiones contra la vileza del fascismo. Fue recorriendo camino con la realidad social de la época. Vittorio de Sica pudo quitar petróleo de un argumento bastante ordinario y hasta infantil, si bien se piensa, como una historia contada a los párvulos para que aprendiesen a ir por el camino honrado, como la iglesia católica aleccionaba en la edad media, mediante imágenes representativas, pero sin más complicaciones. El argumento la verdad, no tenía ningún alarde de literatura, más bien parece que se malogra el contenido o la carga dramática y todo esto es lo que Vittorio de Sica aporta a la película. Es curioso enterarse que sin saber el resultado final, un productor de la talla de David O. Selznick, (que produjo y coprodujo “Lo que el viento se llevó”, “Rebeca”, “Duelo al sol”, “King kong”, “El tercer hombre”, entre muchas otras) Uno de los hombres más poderos del Hollywood dorado, hubiese querido invertir en esta pequeña producción italiana, de corte neorrealista. Como es lógico, puso condiciones, Gary Grant debía de ser el protagonista de la cinta, a lo que se negó rotundamente Vittorio de Sica.

Vittorio de Sica pertenece a una generación de directores que socialmente eran comprometidos con la realidad de la posguerra italiana, de hecho “Ladrón de bicicletas” empezó a rodarse poca después de que concluyera  la guerra. El neorrealismo se desarrolló en el periodo de posguerra, pero se forjó en los últimos años del conflicto y con “Ladrón de bicicletas” se consuma la consolidación y los fundamentos del movimiento. Esos fundamentos se basan en una narración desnuda de la realidad, desprovista de cualquier artificio para aquilatar el sentido dramático. La vida es la que tiene que hablar por sí sola. Los elementos técnicos deben de obedecer a una carestía que se atenga a la realidad, de ahí que la iluminación sea natural y se ruede numerosas escenas en exteriores. Los actores también se consideraban como medios técnicos para la consecución del fin, con lo que deberían de ser actores no profesionales o en su defecto, amateurs. Preferiblemente deberían de ser personas afines con el personaje que debían representar. Así es que en “Ladrón de bicicletas” el personaje de Antonio Ricci, un trabajador en paro que consigue un sencillo trabajo de fijador de carteles con engrudo es interpretado por Lamberto Maggiorani (Obrero de la fábrica Brenta). Al fin y al cabo, quien mejor que una persona de ese corte puede reflejar la desesperación de esa época y esa situación. Bien entendido es el método de Kostantin Stanislavski llevado al extremo.


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