sábado, 5 de diciembre de 2009

AMADEUS

Amadeus es una cinta imprescindible, grandiosa a la hora de retratar la esencia humana, por muy difícil que nos resulte aceptar sin no cierta desazón, nuestros defectos. Una verdad que no se puede discutir, es que en mayor o menor medida, veneramos a Mozart, admiramos al genio, no a la persona. No menos cierto es que aunque reconozcamos la valía y las dotes para la música que tenía Mozart, en lo más profundo de nuestra mente, allí escondida, para que nadie la reconozca, se encuentra la envidia que sentimos por él, por tener su arte y su destreza para la música. Así hoy, nosotros envidiamos las riquezas de Hill Gates, los conocimentes de física de Hawkin, el físico de Brad Pitt, o la bondad de la madre Teresa de Calcuta.
La envidia que corrroía a Salieri, el músico de cámara del rey, cuando llega Mozart a la corte. Salieri ya adivinaba en la más párvula infancia del genio unas dotes portentosas y naturales para la música. Se pasaba horas y horas preguntándose como Dios había depositado tal gracia en un ser tan inmoral como aquel, tan falto de modos y formas, tan superficial, y por encima de todo, al que aparentemente le importaba la música tres pimientos, prefería perseguir y jugar con las cortesanas.
A ojos de Salieri, Mozart parecía un completo estúpido infantiloide de sonrrisa idiota y afeminada, dato que no tiene porqué tener rigor histórico pero sirve de pretesto al director (Milos Forman) para justificar el odio visceral que obstenta Salieri de cara a la persona de Amadeus. Este odio se explica en dos escenas que creo muy representativas:

1ª – Mozart está moribundo y hace llamar a Salieri para recitarle su réquiem antes de perecer. Cuando Salieri se lo encuentra en la cama con fiebres y sudor, decide ayudarlo a escribir el réquiem, pero no da credito a lo que oye. No es capaz de creer aunque lo estea viendo. Mozart en ese estado dicta las notas casi como improvisando, en cambio cuando salieri las anota y se hace la composición en la cabeza todo tiene sentido y es mucho mejor de lo que el hubiera compuesto nunca. Entonces se produce una mezcla de admiración con un odio profundo por pensar que ni siquiera una vida de música le podía llegar a la suela del zapato a una especie de pseudodivinidad de la música como aquel joven estúpido y superficial.

2ª – Cuando Salieri se confiesa y toca unos cuantos minutos para el sacerdote de su música y este no puede reconocerla, en cambio toca cuatro o cinco notas de la música de Mozart y el cura empieza a tararear sin saber de quien es. El sacerdote felicita a Saliere por pensar que esa música que reconocía y era muy hermosa, pertenecía al repertorio del italiano, pero Salieri le confiesa amargamente que es propiedad de Mozart. Confiesa el pecado de la envidia y su impotencia para no poder dejar de odiar al otro músico.
Hay una frase que dice el personaje de Murray, que por el contexto de la película y de que al fin y la cabo, los genios se cuentan raras veces entre nosotros: “Mediocres del mundo… Yo os absuelvo” parafraseando el lenguaje del sacramento de la reconciliación.



Uno de los grandes aciertos de esta película, aparte de deformar la realidad histórica, para eso es una obra de arte, es que el biopic sobre la vida de Mozart, no resulte moralizante o ejemplarizante, como las composiciones de versos alejandrinos que normalmente se escribían en el mester de clerecía, que por otra banda es el cariz que coge un biopic hoy en día, caída a los infiernos y redención.
También es otro acierto el cambiar el personaje principal de la trama y mostrar a Mozart de soslayo, así nosotros también somos Salieri y nos identificamos con sus sentimientos, tanto reconocemos la admiración en nosotros como los malos sentimientos.
El duelo interpretativo de Murray con Tom Hulce es maravilloso, es una pena que un oscar no se pueda dividir, pero el hecho de realizar una recreación de Mozart tan arriesgada como esa, donde prácticamente se ridiculiza al personaje, se hace una caricatura del mismo, y aún así, sale el actor reforzado, para mí es un signo de admiración. No digo nada de Murray que está impecable y por eso le concedieron el oscar merecidamente. En la ceremonia de 1984 la película consiguió 8 estatuillas.
Esta película es de mis preferidas, porque la envidia es algo que generalmente podemos sentir todos, por lo que se disfruta viendo las disquisiciones de Salieri, la trama de su conspiración. La puesta en escena es impecable, esta grabada integramente en Paraga y Viena. El régimen político de Checoslovaquia (por aquel entoces 1983, ahora están separadas), causó que la ciudad quedase como en la época de Amadeus (siglo XVIII), esto permitió que con un ligero toque de remodelación de las calles, conseguir un efecto de realismo impresionante. Las escenas de teatro son grabadas integramente en el teatro de la ciudad de Praga, que es impresionante, todo de madera. De hecho, en cada día de rodaje, había una legión de bomberos de la ciudad por si se producía algúna desgracia.
Un día Peter Shaffer (Equus), el creador de la obra para teatro y guionista de la película, se emocionó tanto que rompió a llorar en un rincón, porque ese era el teatro donde justamente Mozart había estrenado 200 años atrás su Don Giovanni.
Hay una anécdota propia de la época y las circunstancias bastante graciosa. F. Murray Abraham compartía habitación con uno de los miembros del equipo, y este último pensaba que los comunistas habían puesto un micro en la habitación. Después de unos cuantos minutos de búsqueda, debajo de la alfombra encontraron una placa metálica que se dispusieron a desatornillar con un cuchillo. Cuando el último tornillo cedió, se oyó un estruendo en el piso de abajo, se habían cargado una lámpara de araña de swarovski en la suite del piso interior, antes de que nadie comenzara con las pesquisas, disimularon bajando como rayos al comedor. Hay obsesiones que nos pierden, eso también se plasma en la película.
Una de las anécdotas más sonadas, es que en el cuatro de julio de 1983, cuando se disponían a grabar en el teatro escenas de música, en vez de sonar la propia, los músicos se conjuraron para tocar el himno estado unidense. Sólo fue una nota de color con la que acabo la entrada.



http://www.youtube.com/watch?v=gQNdge41DGY

2 comentarios:

Daniel Bermeo dijo...

Totalmente de acuerdo en las apreciaciones que le das a esta cinta. Y es que si, las dos escenas que mencionas son aquellas en las que el odio de Salieri hacia Mozart se contempla más. Un film de ALTURA!

Saludos!

In The Riff dijo...

AMEN una de mis peliculas favoritas, de esas que todos deberiamos ver alguna vez en la vida