viernes, 23 de octubre de 2009

CHINATOWN


Realmente, el inspirador y principal impulsor de esta película fue la combinación de tres hombres con ambición artística; Robert Evans,  Robert Towne y Jack Nicholson. Robert Evans se encontró con un chollo por accidente, como se suele decir. Él estaba buscando un proyecto que pudiese producir y al mismo tiempo conservar su posición en los estudios. Ofreció a un guionista la historia de Fitgerald “El gran gastby”, este guionistas, (Robert Towne) rechazó el ofrecimiento porque estaba trabajando en un proyecto propio, “water and power” del que se sentía muy orgulloso y del que pensaba que podía tener un gran éxito.
Jack Nicholson conocía a Robert Towne de trabajar juntos en la factoría de Roger Corman, de hecho, el debut y primeras apariciones en el cine de Nicholson, son en cintas de Roger Corman. (”El terror”, “La tienda de los horrores”, etcétera…)
Le explicaron el argumento a Robert Evans que finalmente quedó convencido de las posibilidades del proyect0 y aflojó 25.000 dólares para que Towne desarrollase el guión.
Fue bastante complicado que Roman Polanski dirigiese el film dado la reciente desgracia de perder a toda su familia a manos de Charles Manson. Polanski no sentía ningún motivo para volver a hollywood, prefería alejarse de américa y olvidar lo que sucedió. Poco tiempo después leyo el guión, y la posibilidad de poder trabajar con Nicholson le pareció bastante reclamo como para volver. Además el sabía perfectamente que en Europa no tendría las mismas posibilidades ni presupuesto para lograr taquillazos como “La semilla del diablo”


Se rodó en 1973, y los Ángeles no habían cambiado mucho en lo que a lo arquitectónico se refiere con los años 40, sobre todo en algunos barrios que continuaban teniendo su encanto y en los que se basó Polanski para las localizaciones y exteriores.
Una de las localizaciones da lugar a la escena más impactante de la película, la rajada de naríz de Nicholson por el propio Polanski que interpretó un pequeño papel de matón. Fue animado por Evans que veía en su cameo la posibilidad de aumentar la taquilla, por la lastima que se tenía en América por Roman Polanski.
Paradojicamente eso iba a cambiar en la mirada del pueblo americano cuando se acusa a Roman Polanski años después de ser violador de menores. Polanski logra huir de la justicia estadounidense y volver a Europa. Pero desde entonces Polanski no es bienvenido en Estados unidos, es más, no puede entrar en el país porque inmediatamente sería juzgado. Así es que cuando ganó el oscar por “El pianista”, ha tenido que venir a Europa su amigo Harrison Ford a entregarle la estatuilla.


Los homenajes dedicados al cine negro suelen ser cuidadísimos ejercicios que incluyen las constantes del género (asesinatos, pasiones, corrupciones…) y que recrean muy bien los años cuarenta o cincuenta, supongo que para dar más credibilidad al film. Ahora bien, a mí no me encandilan porque suelen estar faltos de alma, superficialmente son impecables pero les falta la fatalidad de la buena, el pesimismo y la tristeza de este gran género. Por eso, yo no considero a “Chinatown” un homenaje, porque no intenta emular aquel cine, ya que es ese cine, está hecho con la misma pasta que aquél.Quizá la razón de que “Chinatown” sea una excelente prolongación del cine negro sea la dirección del genial Polanski, porque si hay algo este hombre sabe plasmar son atmósferas, y para mí sin duda esa es la esencia del género. Aunque las atmósferas que Polanski ha clavado sean las de terror, ha sabido encontrar la necesaria para esta película dándole una entidad que no sólo iguala a grandes clásicos negros, sino que los supera.La historia es tópica, como debe ser: un detective se ve envuelto en un turbio caso de asesinatos, corrupción, pasiones, etc. Jack Nicholson está impecable, pero sin duda se ve eclipsado por la vampiresa encarnada por Faye Dunaway, que está fabulosa, con esa mirada y ese sentido del erotismo que desprende. También aparece el gran John Huston, en una interpretación excelente.


Una de las mejores películas de cine negro de la historia, sólo alcanzada por “Perdición”, “L.A. Confidential”, alguna de Fritz Lang (”El doctor Mabuse”, “M, el vampiro”) y unos poquitos clásicos más (”Atraco perfecto”, “El halcón maltés “, “Muerte entre las flores”, “Sed de mal”… por poner algún caso). A las fantásticas interpretaciones principales hay que añadir un guión perfecto de Robert Towne, con sorpresas mayúsculas incluidas, y una banda sonora excepcional (el peculiar Goldsmith compone sus mejores trabajos cuando se aleja de su “moderno” estilo; el cine negro se le da especialmente bien, también compuso la de “L.A. Confidential”).Se me quedó grabada en la retina la incursión nocturna del detective privado en la presa, sobre todo el famoso navajazo en la nariz. No importa que lo descubra aquí, te sobrecogerá igualmente. Nicholson decía estar tan orgulloso de la película y su personaje que decidió no interpretar a otro detective en el cine.

lunes, 19 de octubre de 2009

NOUVELLE VAGUE, 50 AÑOS REINVENTÁNDOSE

En este presente año, 2009, se cumple la honomástica cincuenta de  la “Nouvelle vague” (La nueva ola), término con el que acuñó en su día François Giroud a una nueva generación de cineastas franceses, que no creían en las formas tradicionales y obsoletas que para ellos dominaban el cine en su tiempo, que no creían en que el valor artístico que envuelve el cine se pueda prostituir con dinero, que creían en experimentar con la cámara, creían poder confundir la ficción en muchas ocasiones con momentos ocasionales de vida real, etcétera.
Nacía una nueva generación de cineastas comprometidos con el arte. En la duodécima edición del festival de cine de Cannes. Se presentaban dos películas claves y que posteriormente significarían el ariete, dos símbolos que lideraban el movimiento. Se trataba de “Los cuatrocientos golpes” de François Truffaut, y “Hiroshima, mon amour” de Alain Resnais.
La nouvelle Vague es el movimiento artístico más duradero el la historia del cine, subsiste hasta nuestros días. Se puede decir que ha pasado como legado, aunque en el camino se haya producido alguna dicotomía entre la generación del propio movimiento y la generación que debía de tomar como referencia forzada los postulados de sus anteriores. Algunos querían renegar para reinventarse más, precisamente este es el mayor postulado de la nouvelle vague, con lo cual, aunque existía esa dicotomía teórica, en la práctica el movimiento ha resistido frente a viento y marea.
Otros movimientos europeos, no prosperaron en el tiempo, comenzaron como soluciones revolucionarias que con el paso del tiempo debían de ser asumidas y superadas. Ya no quedan ni los vestigios del neorrealismo italiano, de los Visconti, Sica y Rosellini. Sí, fue un periodo importante el que abarcó el neorrealismo pero al final, su fuego se ha estinguido.
Es que los octogenarios rockeros de la nueva ola, siguen en activo. Alain Resnais, Ha presentado en la edición de 2009 en Cannes a “Les Herbes folles”, que demuestra que Resnais sigue interesado en la vanguardia fílmica como en “Hiroshima, mon amour” hace ya  de eso cincuenta años.
La fuerza de los octognarios miembros del movimiento radica en no sólo lograr permanecer en estos cincuenta años, si no en ser fieles a sí mismos, a sus convicciones y a su forma de hacer cine que les impulsa a innovar y reinventarse cada día.