miércoles, 1 de julio de 2009

PSICOSIS


Es una obra maestra de Alfred Hitchcock, el emblema del suspense. Se adapta de la novela homónima de Robert bloch. Hitchcock reinventa el thriller psicológico, y lo matiza con rasgos de terror, vamos, agita su coctelera y realiza un nuevo producto que refresca el género de terror o el pseudo-género de thriller psicológico, al gusto del consumidor.
Para mí, Hitchcock, nunca ha sido de esos directores todo terreno, si bien es cierto, que es bueno en todo lo que hace. Diría que es un maestro del suspense, nadie mejor que él para pintar lienzos con un trasfondo tan imaginativo dotándolos al tiempo de una atmósfera opresiva que te altera con ritmo constante las pulsaciones del corazón. Fotograma a fotograma va impregnando la historia de su cariz particular, su huella, que contrasta con la forma narrativa de todo lo hecho anteriormente.
Ya cuando hablé de “Rebecca”, si la habéis visto, habréis notado que la trama es agobiante. Cuando uno ve una película de Hitchcock clama por cinco minutos de aire puro. No sucedía en las películas de la época y del género. Pero es que el director va más allá en Psicosis en cuanto a forma de narrar, es decir, asesina a la protagonista a mitad de la película y le sale una obra maestra. Es más, a posteriori, reflxionando, si la protagonista muere al final no sería ni la mitad de película que luego resultó ser. Es como quita miga al personaje de Norman Bates (Anthony Perkins) lo que diferencia esta película, no en la desesperación de Janet Leigh por intentar escapar de su asesino, más que nada porque no avisa, entra en la ducha y le da unas cuantas puñaladas. Si reflexionamos en el hecho de que es una muerte que considero fría, es verdad que ella gritó un poco, pero hasta ese mismo instante no tenía la menor idea de que el encargado del motel era un psicópata con múltiple personalidad, parecía más un niño de mamá algo introvertido y corto de miras. A lo que voy es que no hay una tensión entre los personajes que deje entrever el peligro. Si que hay tensión en el personaje femenino pero no por Norman, si no por todo lo que deja atrás.
También destaca la punzante insistencia del personaje de Martin Balsam, encargado de reducir el cerco sobre Perkins y que nos acerca a esos personajes duros de verdad, del mejor cine negro.
Particular es la toma en la que cae por las escaleras que ha sido una evolución técnica que imprimia a la escena una sensación de vértigo, parece que caes con él. Montó al actor en una silla con un mini tráveling descendente en la misma y en el soporte de la cámara.
La música de Herman es sencillamente una obra maestra a la altura de la película. La acompaña de una manera excepcional y sienta un precedente en el uso de la música para crear tensión en un film।


1 comentario:

Raúl Cifuentes dijo...

Ay! Como cuesta llamar Terror al Terror... jejeje. Estoy muy de acuerdo con tu comentario de la película, pero yo no la llamaría Obra Maestra del Suspense. La llamo Obra Maestra (que lo es, y de las grandes) del Terror, con Mayúsculas.

Buen blog, amigo. Gran trabajo. Solo los que hacemos esto sabemos el curro que lleva detrás y el tiempo (y el cariño) que invertimos en esto.