lunes, 27 de julio de 2009

BAILANDO CON LOBOS



Es para mí, la confirmación de que no hay escritas reglas sobre el cine. Sigue la estructura del subgénero de western crepuscular, pero conjuga tanta belleza lírica y poética que te sumerge en una aventura, no en el sentimiento condescendiente con este tipo de películas.

Tampoco es normal que el director de esta película ganadora de siete estatuillas fuese un primerizo en la silla como lo fue Kevin Costner. Aún así, dejó a todos atónitos y estupefactos al ver aquella maravilla, aquella oda a la naturaleza y el desarrollo sostenible, que eran temas candentes en aquel entonces.

Aún cuando sopesamos el inmenso metraje del que consta, no desmerece ninguno de sus fotogramas. Es una obra que aúna calidad y belleza. Incluso la versión posterior al estreno que consta de 236 minutos ofrece unos matices a la cinta pero sin desgastar las tres horas que ya duraba de por sí anteriormente.

Junto a Dumbar (Costner), vamos descubriendo un nuevo mundo para él, inexplorado. Nos topamos con una riqueza, con un tesoro de valiosísima cuantía en la piel de aquellos siux. Dumbar cae en la cuenta que, en ocasiones, vale la pena dar la vida por defender un modo de vida contra la barbarie del hombre blanco.

Bailando con lobos es la historia del amor al prójimo como norma de comportamiento. El altruismo entre los humanos que es golpeado una y otra vez por la parte más feroz y desgarradora de la psique de los hombres. Es la historia que nos dice que poseemos algo especial e intentamos destruirlo por pura grosería, por puro egoísmo. Muchas veces, esto ocurre por las manipulaciones y argumentos que de unos pocos, tan pocos que sería un insulto darles cualquier tipo de protagonismo.

Esta cinta es una lucha, una denuncia contra la pérdida paulatina de nuestra capacidad humana y humanizadota.

Como resultado del visionado, hincharás el pecho en señal de satisfacción, por descubrir que aún no estamos totalmente perdidos y aún hay valores por los que merece la pena vivir, … y si es el caso, morir.

La cinta refleja una realidad histórica. Es conocido que los indios eran poco menos considerados que salvajes animales sin principios, que sobrevivían robando como cualquier coyote carroñero. Pero el hombre blanco no fue menos salvaje a la hora de erradicar de las praderas norteamericanas a esta civilización milenaria.

A veces, cuando queremos crear un mundo más globalizado, resulta que estamos perdiendo algo de nuestra historia, costumbres, y en definitiva, estamos perdiendo algo de nuestra esencia.

Capítulo aparte merece la banda sonora de John Barry, por su excepcional factura, y que es un especialista en ambientar lugares y situaciones exóticas o fuera de lo normal, el otro ejemplo más claro, fue Memorias de África.

“El último samurai”, guarda muchos paralelismos con “Bailando con lobos” y aún así, no le llega a la suela de los zapatos। Estoy hasta el gorro de que Hollywood haga revisitaciones a películas, cambien el decorado y la ambientación y nos vendan un producto con envoltorio de oro pero de calidad más que dudosa y una originalidad que brilla por su ausencia


miércoles, 1 de julio de 2009

PSICOSIS


Es una obra maestra de Alfred Hitchcock, el emblema del suspense. Se adapta de la novela homónima de Robert bloch. Hitchcock reinventa el thriller psicológico, y lo matiza con rasgos de terror, vamos, agita su coctelera y realiza un nuevo producto que refresca el género de terror o el pseudo-género de thriller psicológico, al gusto del consumidor.
Para mí, Hitchcock, nunca ha sido de esos directores todo terreno, si bien es cierto, que es bueno en todo lo que hace. Diría que es un maestro del suspense, nadie mejor que él para pintar lienzos con un trasfondo tan imaginativo dotándolos al tiempo de una atmósfera opresiva que te altera con ritmo constante las pulsaciones del corazón. Fotograma a fotograma va impregnando la historia de su cariz particular, su huella, que contrasta con la forma narrativa de todo lo hecho anteriormente.
Ya cuando hablé de “Rebecca”, si la habéis visto, habréis notado que la trama es agobiante. Cuando uno ve una película de Hitchcock clama por cinco minutos de aire puro. No sucedía en las películas de la época y del género. Pero es que el director va más allá en Psicosis en cuanto a forma de narrar, es decir, asesina a la protagonista a mitad de la película y le sale una obra maestra. Es más, a posteriori, reflxionando, si la protagonista muere al final no sería ni la mitad de película que luego resultó ser. Es como quita miga al personaje de Norman Bates (Anthony Perkins) lo que diferencia esta película, no en la desesperación de Janet Leigh por intentar escapar de su asesino, más que nada porque no avisa, entra en la ducha y le da unas cuantas puñaladas. Si reflexionamos en el hecho de que es una muerte que considero fría, es verdad que ella gritó un poco, pero hasta ese mismo instante no tenía la menor idea de que el encargado del motel era un psicópata con múltiple personalidad, parecía más un niño de mamá algo introvertido y corto de miras. A lo que voy es que no hay una tensión entre los personajes que deje entrever el peligro. Si que hay tensión en el personaje femenino pero no por Norman, si no por todo lo que deja atrás.
También destaca la punzante insistencia del personaje de Martin Balsam, encargado de reducir el cerco sobre Perkins y que nos acerca a esos personajes duros de verdad, del mejor cine negro.
Particular es la toma en la que cae por las escaleras que ha sido una evolución técnica que imprimia a la escena una sensación de vértigo, parece que caes con él. Montó al actor en una silla con un mini tráveling descendente en la misma y en el soporte de la cámara.
La música de Herman es sencillamente una obra maestra a la altura de la película. La acompaña de una manera excepcional y sienta un precedente en el uso de la música para crear tensión en un film।