domingo, 8 de febrero de 2009


EL GRAN DICTADOR


El gran dictador, dicen algunas malas lenguas, que era la película de cabezera de Adolf Hitler. Y supongo que tendrán razón porque cualquier persona que no haya gozado con su visionado, es un simple o tiene que hacerselo mirar.

Charles Chaplin, con su osadía habitual, caricaturizó de manera colosal y con una gran pericia al líder alemán. La película se realizó antes de que los Estados Unidos de América entraran en la segunda guerra mundial, lo que nos lleva a pensar que su atrevimiento no tenía límites. Ese atrevimiento histrionico, es lo que caracteriza a la película, dejando por los suelos las figuras de Hitler y Mussolini. En manos de Chaplin, parecen dos niños jugando a la guerra.

Remarcaría para la ocasión la escena del desfile militar. Chaplin está genial como Hynkel, semeja un niño enrrabietado por no conseguir invadir el mundo con el cual juega. La interpretación de Jack Oakie es soberbia como Pensino Napoloni (Mussolini). Lo dota de otro caracter infantil, como un chiquillo de pueblo que de repente hacen rey del mundo y se le suben los humos.

Como no podía ser de otra manera en Chaplín, este film tiene una parte dura y renvindicativa, que subyace detrás de todos los retortijones de risa. Chaplin denunció con humor, con ironía, situaciones muy duras, donde aparecía Hitler vejando al pueblo judio.

Ojalá que este material fílmico sirva para enseñar al mundo lo ridículo del odio racial.