viernes, 9 de enero de 2009




RESERVOIR DOGS




1º Premio crítica de cine. Está alojada en cinefilo.es

Este almacén de perros psicóticos y amorales que creó Tarantino pasa por ser un hito fílmico de los 90, o la mejor ópera prima de su década. Un film tan violento que provocó la huída de espectadores en el festival de Sundance. Y ciertamente hay que reconocer que esta cinta no está hecha para todos los estómagos.
La forma de tratar los personajes como si fuera La jungla de asfalto,la estructura rasgada del argumento al estilo de la célebre Atraco perfecto, el encañonamiento triple como en El bueno, el feo y el malo, o ese momento Duelo al sol en el que el señor blanco coge entre sus brazos al señor naranja, los dos bañados en sangre, hacen que nos demos cuenta que estamos ante la obra de un cinéfilo consumado, más que de un director al uso. No sé si este es el mayor acierto de Tarantino, pero nos deja un regustillo a cine clásico con visión renovada.
Lo que define a Tarantino, gracias a todo el tiempo que pasó en la escuela de cine que fue su videoclub, es esa mezcla de cine de bajo presupuesto, de género fumachú o de terror con estética pop muy marcada. La tarea de unir todo eso y hacer una buena película con ello es la idiosincrasia de Reservoir Dogs, un film que pasa por la batidora lo clásico y lo moderno.
Pero si algo destaca en Reservoir Dogs es desde luego el tratamiento de los diálogos, que trascienden el papel para mezclarse con nuestra vida cotidiana. ¿Por qué una camarera debe cobrar más que un empleado del burguer? ¿De qué habla en realidad la canción “Like a Virgin” de Madonna?. Usando frases inteligentes, Tarantino infunde una violencia verbal a sus personajes y una fuerza nunca vista antes. Es una forma de hacer cine que abrió nuevos caminos a otros directores, porque demostró que se puede hacer cine comercial con el presupuesto de una película independiente. Básicamente está filmada en un almacén y una cafetería. Incluso el piso del señor naranja era la parte superior del almacén, convenientemente decorado. Con esa astucia de guión y unos flashbacks orquestados de manera magistral, Quentin consigue contarnos lo mismo una y otra vez sin aburrirnos. Si la película tuviera una estructura lineal, sería incluso tediosa.
La violencia también está estudiada de forma que la tensión entre los personajes va aumentando hacia el desenlace final, con picos muy interesantes; La discusión sobre la propina. El enfrentamiento entre el señor blanco y el señor rubio. La tensión del tiroteo final. Solo hay un punto en la película donde se puede pensar que estamos ante violencia explícita: el incidente de la oreja, pese a que no es una escena sádica como muchos se han empeñado en señalar.
Parafraseando el lenguaje del director, podemos afirmar que está película es ya “un puto clásico”.



ULR: http://es.youtube.com/watch?v=IN8qoIO93P0

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